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Cabaña de madera en Papallacta

Nos interesa comprender mejor los procesos. Desde el esfuerzo y la carga física que realiza un trabajador durante sus jornadas laborales, hasta la comprensión del comportamiento del material.

Utilizar la madera y hacerlo con nuestras manos, nos permite tener un re aprendizaje. El oficio del artesano cobra valor cuando comprendemos las dificultades de su tarea y las destrezas con las que se desempeña. De ellos aprendemos. A ellos les escuchamos. Con ellos diseñamos.

Por uno u otro motivo, en América Latina los profesionales nos hemos distanciado enormemente de la construcción, al punto de no poder ni utilizar las herramientas básicas para solucionar nuestros problemas. Producimos dinero para pagar a otro quién resuelva nuestras necesidades.

 

La búsqueda parece primitiva. Tratamos de aprender lo que siempre se supo. De dominar los materiales con los que siempre se construyó, pero que los hemos dejado de lado, al punto de temer utilizarlos, por ignorar su comportamiento. Los problemas se los resuelve con estrategias sencillas. La madera al exterior se la cubre y/o protege. La fachada que queda expuesta, es quemada como lo hacían en la antigüedad, para evitar el crecimiento de hongos o plagas.

 

La intervención comprende el entono natural en el que se asienta. Pretende causar el menor impacto ambiental disminuyendo al máximo la huella de carbono durante la construcción y su vida útil. La estructura no tiene hormigón. Las columnas metálicas descansan sobre placas planas y separan a la casa del suelo. Todas las piezas son modulares y des-ensamblables, para que cuando esta haya cumplido su ciclo, se desmonte y la naturaleza no haya sido afectada en lo absoluto. La calefacción aprovecha la energía geotérmica y conduce el agua por el piso de la casa que lo almacena en una capa de 5 cm de hormigón cumpliendo la función de masa térmica. El agua fría (5Cº) que se obtiene de una vertiente natural,llega por tubería a un tanque similar a un termostato que está lleno de agua caliente (70Cº) del ojo termal que contiene azufre, sodio y calcio. El intercambio de calor calienta el agua hasta una temperatura agradable (38Cº) para ser utilizada al interior. Las aguas grises vuelven a la tierra. Las aguas negras a un biodigestor. La cubierta es tetrapack triturado y compactado con calor.

 

El 90% del material utilizado es madera de pino. Madera sólida para la estructura de piso, paredes cerchas y entrepiso. Tableros de OSB como recubrimiento interno y externo de los paneles. Duelas recicladas quemadas y cepilladas para proteger toda la estructura de la lluvia.

 

El espacio se resuelve en dos niveles (47 m2) más un altillo (9m2). La fachada principal enmarca el paisaje andino, fío, nublado y montañoso. Contemplar las nubes recorrer la laguna y subir hasta los más de 4000 metros de altura de los picos, desde el interior de la cabaña olor a pino, con la estufa encendida, provoca una atmósfera relajada que nos permite alejar la mente de la ciudad y nos recuerda los placeres sencillos que ofrece la naturaleza. 

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Créditos:

 

Ubicación: Papallacta - Ecuador

Equipo: Javier Mera + ERDC arquitectos + Jose López, Flor Sobrero, Daniel Mera, Atte Mattila.

Colaboradores: Argenis Toyo, Ali Ti.

Fotografía: Lorena Darquea

Año Proyecto: 2016

Area: 48m2 más 9m2 de altillo.

 

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