El terremoto del 16 de abril en Ecuador fue el terremoto más fuerte sentido en el país desde hace 37 años. A pesar de que estábamos desprevenidos, el gobierno ha coordinado ayudas desde varios frentes y junto a varias instituciones. Como sociedad civil y como profesionales decidimos involucrarnos.

La vivienda en el sector rural constituye un problema para las constructoras y para el estado principalmente porque la distancia entre viviendas impide optimizar la mano de obra y el transporte, esto deriva en un incremento de costos frente a las respuestas que se entregan para los sectores urbanos consolidados.

En ese sentido hemos desarrollado junto a un equipo de arquitectos, diseñadores industriales e ingenieros cuatro prototipos de vivienda con tecnología experimental que permitan una construcción más barata, rápida, con una mínima huella de carbono, que brinde las mismas seguridades de las opciones tradicionales, optimizando costos sumando inteligencia local con procesos industriales pero también que responda a las particularidades culturales del sector rural ecuatoriano.

Afrontamos el proyecto diseñando el espacio para el mejor uso del Pabellón Alemán, pero que al mismo tiempo que funcione como "almacenamiento de materiales". Al final de los 6 días de exposición, con este material se construirán los primeros cuatro prototipos de casas para los damnificados del terremoto.

Hacer un pabellón para una exposición es un ejercicio de diseño concreto, lo mismo una vivienda que responda a una catástrofe natural. Desarrollándolos juntos sin embargo, se crea una nueva relación entre cliente y ciclo de producción.

Al tener el pabellón una segunda vida podemos legitimar su existencia en el contexto de un evento como Hábitat III que promueve mejora en vivienda y desarrollo urbano sostenible. Además nos permite repensar el modelo tradicional de exhibiciones temporales donde la mayoría de material utilizado durante los eventos termina siendo basura.